El ocaso del reino de las mujeres Mosuo.
Las mujeres Mosuo no dependen de un hombre para vivir, para tener ingresos, ni siquiera para cuidar de sus hijos. Ellas heredan bienes, propiedades y riquezas de sus madres.
Los Kazajos, cetreros milenarios.
Aún no despuntan las primeras luces del día. En la penumbra, Nergüi distingue a su madre avivando el pequeño fuego con el que calentará el té, que junto con algo de queso y yogur, formará parte del desayuno de esa mañana.