Myanmar, el secreto de Asia.
Myanmar, Birmania, Burma o el Reino de Pagan son algunos de los nombres con los que se ha conocido y se conoce a este pequeño rincón de Asia. Myanmar se ha mantenido durante mucho tiempo atrapado por su pasado y por su presente, ya que ambos estados han aislado a esta tierra de influencia externa.
Como suele ocurrir en estos casos, este hermetismo ha impedido que sus gentes hayan desarrollado una socialización con el mundo del turismo y ha mantenido y mantiene a Myanmar alejado de muchos tópicos que sí son habituales en otros lugares del sureste asiático.
Myanmar es el gran secreto guardado de Asia, es un soplo de aire fresco para los que tenemos la suerte de trabajar en el apasionante mundo del viaje y para aquellos que tengáis la suerte de conocerlo o que estéis pensando en hacerlo en un futuro no muy lejano.
Los recientes cambios políticos del país van a ser positivos para sus gentes, van a tener ciertas libertades que desde nuestro punto de vista occidental nos parecerían, como mínimo, libertades habituales, derechos normales, cotidianos, pero que para ellos han sido simplemente sueños por cumplir durante muchos años. Estos cambios van a invitar a que poco a poco el turista se atreva a conocer esas zonas de Myanmar que han estado cerradas al exterior y que, en muchos casos, lo siguen estando si no se trabaja de la manera adecuada. Pero, por otro lado, van a dotar a las rutas de viaje, diseñadas de manera diferente por Myanmar, de un atractivo y pureza difícilmente inigualable en el resto del continente.
Durante nuestra última visita a finales del 2011 hemos notado y vivido estos cambios y a pesar de que nos hemos movido por zonas remotas con poca influencia exterior, que los trámites siguen siendo complicados, que los transportes hacia esas zonas suelen ser deficientes y difíciles, son a día de hoy un poco menos complicados.
Lo que una ruta de viaje bien diseñada por Myanmar puede aportar al viajero actual es precisamente esa frescura que es difícil de encontrar en otras partes. Con la combinación adecuada de carga cultural, lugares sagrados y las zonas étnicas que se han mantenido aisladas durante años, el viaje no va a tener nada que envidiar a otras zonas geográficas, ya sean de la misma Asia, América y África.
Vaya por delante que ese componente étnico que nos pueden ofrecer algunas zonas del país no están, por supuesto, de la misma forma que la encontraron los Ava, los Mon o los Pegu en el siglo III AC, pero, no es menos cierto que la zona fronteriza con Bangladesh y sobre todo el triángulo situado en las fronteras con China y Thailandia, mantiene una diversidad étnica comparable a zonas de África o de Sur-América.
Sin querer renunciar en este artículo a comentar las maravillas y regalos para nuestra vista que pueden suponer las visitas a lugares como Mandalay, Ava, Mt Popa, Pindaya, la Roca Dorada o de manera muy especial la mágica Bagan, increíble escenario de mezcla de cultura, religión, arquitectura y naturaleza, comparable a lugares como Angkor, Tikal, Pirámides Egipcias o el mismo Taj Mahal, lo que queremos transmitiros en esta ocasión es la cara más humana de Myanmar.
Esto se refleja y se vive de manera muy intensa en las zonas montañosas que rodean el país.
Los últimos estudios antropológicos hablan de más de cien grupos y subgrupos étnicos que conviven con toda naturalidad en la actual Myanmar. De manera oficial, a día de hoy, se reconocen 67 grupos étnicos en el país, y como suele ser habitual en estos casos, se han clasificado en siete grupos étnico-lingüísticos: karen, shan, mon, chins, kachins, rakhines y kayahs.
Uno de los lugares con más diversidad étnica y uno de los más recomendables para visitar es la zona fronteriza con China y Thailandia. En una estancia de unos 4 días, pidiendo los permisos correctos y necesarios para estar en esta zona, sacrificando un poco el confort del viaje y estando dispuestos a caminar para llegar a los diferentes poblados, es fácil conocer a más de 9 grupos étnicos, entre ellos los impactantes Akha, Ann, Palaung, Loi y Akhe.
Para llegar hasta estos poblados hay que desplazarse en vehículos todoterreno (según la temporada de lluvias) y desde la base de las montañas donde ellos viven, ascender a pie (la única vía de llegar hasta ellos) en trekkings de diferentes duraciones y dificultades.
Cuando estás en esta zona de Myanmar te das cuenta de cómo de apartados han vivido estas gentes del mundo que conocemos, los trámites burocráticos son el primer síntoma de ello, pero los lugares donde viven, su modo de subsistencia, su manera de vestir, sus idiomas, sus dialectos, los paisajes, su gastronomía, todo, absolutamente todo es real, es su vida diaria no hay interferencias de ningún tipo.
Los actuales grupos étnicos que viven hoy en el país son el resultado de miles de años de historia, de la historia de los primeros habitantes del siglo IX AC y de la historia que han ido transmitiendo los que llegaron de lugares tan lejanos como la cordillera del Himalaya, India, Bangladesh, Laos, Thailandia, la antigua Yunnan, China, Mongolia, etc.
Toda esta historia se ha ido mezclando con las diferentes influencias culturales y de religión que acompañaron a estos habitantes llegados de Tierras Lejanas. Religiones tan diferentes como podían practicar los poblados de origen animista, convertidos con el tiempo al catolicismo y diferentes religiones evangélicas, así como, los seguidores del Islam. Pero si hay una religión y movimiento cultural que llegó con fuerza y se quedó para siempre en Myanmar, esta es, sin duda alguna, el Budismo, en varias de sus versiones, pero en la Teravada como práctica más extendida y utilizada.
Difícilmente por no decir prácticamente imposible, encontraremos un lugar con tanta admiración por Buda, las ofrendas, los cánticos, los templos, las cuevas, las imágenes y cientos de miles de Pagodas repartidas por todo el país hacen de este lugar un lugar único y de imperdonable visita.
Tampoco queríamos terminar nuestro artículo sin comentar uno de los lugares con más magia de Asia, el lago Inle. Enclavado en el corazón del país, este lago es el hogar de subgrupos, mayoritariamente Shan y, el lago está rodeado de cientos de pequeños poblados en el que prácticamente a diario se pueden encontrar mercados locales. Una visita de 3 días a la zona del lago nos hará vivir experiencias inolvidables, conocer esos mercados, navegar por los pueblos flotantes, ver la vida de los pescadores, recorrer los bosques de bambú o realizar algún trekking hasta las aldeas de las montañas que rodean el lago son algunas de nuestras recomendaciones.
Una vez, el escritor Aldous Huxley escribió sobre el lago Atitlán, que era el lago más hermoso del planeta. Los que hemos tenido la suerte de ver ese lago estamos de acuerdo en su afirmación, aunque, una vez has estado en el lago Inle, te surgen algunas dudas al respecto.
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