La Lucha por Salvar al Rinoceronte en Uganda.
Los rinocerontes, antaño pobladores abundantes de África, se encuentran hoy al borde de la extinción. Estos majestuosos herbívoros, especialmente el rinoceronte blanco y su esquivo primo, el rinoceronte negro, han sido cazados sin tregua por su cuerno, un bien preciado en mercados ilegales, utilizado tanto en la medicina tradicional como en ornamentos de lujo.
En Uganda, hasta mediados del siglo XX, el rinoceronte negro (Diceros bicornis) y el rinoceronte blanco del norte (Ceratotherium simum cottoni) se encontraban en parques nacionales icónicos, como el Parque Nacional Murchison Falls y el Parque Nacional Kidepo Valley.
Los rinocerontes negros habitaban en diversas áreas del país, desde los bosques espesos del norte hasta las sabanas abiertas del oeste, mientras que los rinocerontes blancos preferían las llanuras abiertas cercanas a los grandes cuerpos de agua, como el Nilo.
Sin embargo, en las décadas de 1970 y 1980, Uganda fue testigo de una devastación sin precedentes para su fauna. La caza furtiva desenfrenada, y los conflictos armados que azotaron al país fueron los causantes. Los rinocerontes, con sus cuernos altamente valorados en el mercado negro, se convirtieron en un blanco fácil, y en poco más de una década, ambos rinocerontes se extinguieron por completo en Uganda. En 1983, el último rinoceronte blanco fue visto en Murchison Falls, y para 1995, no quedaba ni un solo rinoceronte negro en el país, dando así por extinguida la especie en el territorio.
El renacimiento del rinoceronte blanco en Uganda
Hoy en día, los rinocerontes solo se pueden ver en dos lugares en Uganda. El más importante es el Ziwa Rhino Sanctuary, un refugio ubicado en la región de Nakasongola, que ha sido crucial para la reintroducción de los rinocerontes blancos del sur en el país. El santuario alberga una población en crecimiento de rinocerontes blancos traídos desde diferentes lugares como Kenia, o incluso Orlando en EEUU, como parte de un esfuerzo internacional de conservación. Aunque el rinoceronte negro todavía no ha sido reintroducido en Uganda, Ziwa representa la esperanza de que los rinocerontes blancos, al menos, puedan recuperar su lugar en la naturaleza ugandesa.
Además de Ziwa, existe la posibilidad de que en el futuro los rinocerontes regresen a su antiguo hábitat en el Parque Nacional Murchison Falls, donde se espera que sean liberados una vez que la población del santuario sea lo suficientemente robusta. O al menos, esa es la idea.
Ziwa Rhino Sanctuary
Este refugio, situado a poco más de 170 km al norte de Kampala, la capital ugandesa, ha supuesto una nueva oportunidad a los rinocerontes en este país, después de haber desaparecido del territorio, debido a la caza furtiva y las guerras civiles que devastaron sus parques naturales. Pero desde 2005, con la creación de este santuario, los rinocerontes han vuelto a pisar suelo ugandés.
En sus 70 km² vive una pequeña, pero creciente, población de rinocerontes blancos, reintroducidos cuidadosamente para asegurar su supervivencia y su eventual reintegración en la vida salvaje. Hoy cuenta con una población de 42 rinocerontes blancos, y el objetivo es llegar a una población de 50 individuos, para entonces, empezar a reintroducirlos en el P. N. de Murchison Falls.
La experiencia de caminar junto a estos gigantes
Desde BlackPepper, nuestras rutas por Uganda nos llevan a vivir una experiencia inolvidable, la de salir al encuentro de los rinocerontes blancos que habitan en el Ziwa Rhino Sanctuary. Y no solo vamos allí para vivir este momento, sino que además pasamos la noche en el interior de la reserva.
Tras pasar la noche en el interior de la reserva, y con las primeras luces del día, nos preparamos para ir en busca de estos gigantes. Nos dirigimos al punto de encuentro donde ya nos esperan los rángers de la reserva para darnos una breve charla sobre cómo se va a desarrollar la actividad. Bajo su atenta mirada, damos inicio al safari a pie. En fila, y en completo silencio, avanzamos entre la vegetación siguiendo las indicaciones de los rastreadores, quienes han pasado la noche con los rinocerontes de la reserva. En realidad, más que rastreadores, son cuidadores, ya que viven con ellos. La situación del rinoceronte es tan delicada en Uganda que no les dejan solos ni una sola hora del día, y desde una distancia prudencial los monitorizan para estar seguros de que todo va bien.
De repente, uno de los ránger detiene el avance, se hace el silencio y una sombra gris aparece por detrás de los arbustos. Ahí están, de la nada emergen estos gigantes, majestuosos, tranquilos, o eso parece, y sin parar de comer. Poco a poco, sus guardianes nos van colocando, para que todos podamos admirar, a tan solo unos metros, su inmensa figura.
Cada encuentro es diferente: algunas veces hemos sido testigos de grupos familiares, con crías jugueteando bajo la atenta mirada de sus madres; otras han sentido la adrenalina de estar a una distancia prudente de un macho adulto que, pese a su tranquilidad, transmite una fuerza imponente. Pero sea como sea, siempre es sobrecogedor verlos tan cerca y ser consciente de cuán frágil es la existencia de estas criaturas y de cuán crucial es cada esfuerzo por protegerlas.
El nombre del rinoceronte blanco y el rinoceronte negro no se debe al color de su piel, ya que ambos tienen tonos similares, que van del gris claro al oscuro. El "rinoceronte blanco" deriva de una confusión lingüística: los colonos holandeses usaban la palabra "wijd", que significa "ancho", en referencia a la forma de su hocico, pero fue mal traducida al inglés como "white" (blanco). En contraste, el rinoceronte negro tiene un hocico más puntiagudo y estrecho, adaptado para alimentarse de arbustos y plantas bajas. Además de las diferencias en la forma de sus hocicos, el rinoceronte blanco es más grande y prefiere las praderas abiertas, mientras que el negro habita en áreas más densas y arboladas.
Un futuro incierto pero lleno de esperanza
El camino hacia la recuperación de los rinocerontes en Uganda es largo, y la batalla contra la caza furtiva y la pérdida de hábitat está lejos de terminar. Sin embargo, el Ziwa Rhino Sanctuary es un ejemplo claro de que, con dedicación y apoyo, la naturaleza puede encontrar formas de regenerarse.
La conservación de los rinocerontes no es solo un esfuerzo por salvar a una especie, sino un símbolo del poder de la acción colectiva. Aquí, en las llanuras de Uganda, la historia de los rinocerontes continúa escribiéndose, capítulo a capítulo, con la esperanza de que un día vuelvan a poblar los vastos territorios africanos, como lo hicieron antaño.
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